Las redes sociales están popularizadas y abarcan una parte importante de nuestras vidas actualmente. Se podría considerar que es una nueva manera de relacionarnos, en ocasiones nos damos por enterados de la vida de algún amigo o familiar porque hemos visto una foto o publicación suya en las redes, de esta manera sustituimos la conversación, por estados en Facebook o fotos de Instagram. Estos medios también son propensos para que las personas emitan opiniones, casi sin filtro, sobre diferentes temáticas, ya que este medio despersonalizado da el espacio para que podamos expresar nuestros pensamientos, evitando la incómoda confrontación cara a cara. Es más fácil decir lo que pensamos cuando nadie nos está viendo, y no nos sentimos juzgados, en este sentido, las redes son el espacio ideal para este tipo de comportamiento, brinda una libertad de expresión casi total, a excepción de algunas censuras que realizan por contenidos inapropiados.

De esta manera podemos ver que, cuando un medio de comunicación masivo hace sus actualizaciones de contenido en las redes, se despliegan en Facebook e Instagram, gran cantidad de comentarios opinando al respecto. Lo mismo pasa con los políticos, personajes públicos y las marcas. En las redes la gente se atreve a decir las cosas casi como se le pasan por el pensamiento, a exigir, a protestar, en fin, es un gran medio de expresión. Este fenómeno brinda gran insumo a los investigadores sociales, para hacer mano de esta información, de modo tal que, si se logra sistematizar, aporta luces sobre los contenidos que más agradan al público, los que más le desagradan, y las razones asociadas. De esta manera, en las redes se encuentra un termómetro de opiniones para los temas que se exponen en las mismas.

Pero antes de iniciar un plan de investigación por medio de las redes sociales, hay que tener muy claro el propósito ¿qué se quiere lograr con esa investigación? Y además, tomar en cuenta que una vez que se publica un contenido, este queda relacionado con la marca, para bien o para mal, lo que quiere decir, que si se está probando contenido al azar por medio de una red social para conocer la opinión de las personas, puede que terminemos dañando a la marca, si de casualidad damos con el infortunio de publicar consecutivamente contenido que no sea de agrado para el público. Así que, aunque las redes sociales ofrezcan un medio económico para realizar investigación, tampoco podemos jugar con el público cautivo que allí se dispone, de forma tal que, si vamos a exponer material al juicio de nuestra comunidad, es mejor que antes lo hayamos filtrado, y como mencioné anteriormente, tengamos un propósito claro de lo que se quiere lograr con cada pieza.

Luego de este proceso, es importante poder tener un esquema de sistematización de la información, y no basarse sólo en las métricas automáticas de las redes, como los likes o el alcance. Hay que tomar todos los comentarios que realicen las personas y hacer un análisis cualitativo de los mismos, como también establecer comparativos entre publicaciones realizadas y un histórico que nos permita medir la progresión de las mismas. Otras empresas más grandes usan herramientas como Google Alerts para que se cree una alerta que notifique cuándo se está mencionando a su marca y el contenido asociado. De esta manera podemos hacer un seguimiento de la información que arroje datos valiosos sobre la percepción de nuestros contenidos en las redes.